Texto por Carlos Huerta.
MULA es un trío compuesto por Anabel Acevedo, Cristabel Acevedo y Rachel Rojas, oriundas de República Dominicana, la isla más grande del Caribe después de Cuba. La semana pasada lanzaron su segundo LP, titulado AGUAS. Después de dos años trabajando juntas, un álbum homónimo, varios sencillos y un montón de remixes, han perfeccionado su sonido y sobre todo desarrollado un estilo fascinante e imposible de definir. ¿Pero a quién le interesa realmente esto?, cuando de forma tácita se postulan para ser las representantes de un nuevo pop latinoamericano de avanzada. Es decir, de ahora mismo. A lo largo de trece cortes, Rachel hace alarde de su refinado oído por medio de su selección de ritmos y sonidos; de la envergadura de sus influencias y de su técnica y versatilidad para mezclarlos de modo impecable. Es más una mujer-orquesta que una productora. También quedaría muy corto definirla como “la DJ” del trío, cuando su labor va más allá de colocar la música mientras las gemelas cantan. Ella es como la conductora del barco, la responsable de hacer que el asunto suene como suena. Si bien (otrora) Las Acevedo por sí mismas tienen un talento, una voz y una creatividad lírica brutal, me parece que en este proyecto todas esas virtudes se disparan, y me temo que es Rachel la chamana responsable de ello, encima de darle forma a una surtida gama de influencias que las tres aportan.
El eje principal de AGUAS y del proyecto es la música electrónica, pero la lista de géneros con los que nos topamos resulta atrevida y el producto final es bastante sui géneris; bachata, trap, drum & bass, dancehall, synth-pop, merengue, dembow, new wave, hip hop, cumbia tumbada, etc. Creo que sin querer, al exponer sin ninguna pretensión sus raíces caribeñas, acercan estos ritmos populares a un hipotético público esnob que por culpa de sus prejuicios no aprecia debidamente este tipo de música. Por otro lado, le otorgan a estos estilos —que las han acompañado a lo largo de su vida— una interpretación distinta, más actual y acorde a nuestros tiempos, manteniendo esa candela y ese swing que los caracteriza.
Las letras (escritas y cantadas en su totalidad por Anabel y Cristabel) van del amor, el desamor, experiencias de su día a día, pócimas, amarres y diversión. Sus cantos y estribillos son impecables. Tienen una voz y un tono tan afable y sincero, que podría estar escuchándolas hablar por horas.
¿Canciones favoritas? Casi todas, pero principalmente esa bella historia de los dos ubicuos amantes, titulada “Diamantes”'; “Poción”, un híbrido de “Take on Me” y “El Baile del Beeper”; “Eco”, una especie de synth-pop ochentero con reminiscencias de hip hop de la vieja escuela en la base rítmica; “Retumba”, un exquisito e hipnótico dancehall y su apoteósico final; “Juego de amor”, un trap dramático como pocos, una telenovela mexicana que se debate entre el trap y la bachata (afortunadamente, ésta última es la vencedora legítima), y por último “Espejos en las azoteas (1965)”, un tributo a los soldados que dieron la vida en la Guerra Civil Dominicana de 1965, pero especialmente a la cuadrilla La Chancleta compuesta por homosexuales y travestis; un grupo marginal de la historia, del cual lamentablemente poco o nada se habla.
Para quien desee profundizar en la composición del disco, con información de la propia mano del grupo, aquí un documental que se estrenó una semana antes del lanzamiento de AGUAS:
https://www.youtube.com/watch?v=3oOo7lAgGXA
Y aquí el álbum completo: