5 años sin respuesta... Ayotzinapa
Por: Joaquin Torres
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Pronunciar estos números resulta una tarea sencilla para cualquier persona con desconocimiento del tema. Pero, para decenas -y miles- de padres y familiares guerrerenses -y todo México-, estas cifras representan innumerables momentos de angustia, sufrimiento y desesperación que día con día aumentan, por no tener presente una respuesta digna del paradero de sus muchachos.
A cinco años de la trágica desaparición forzada de los 43 estudiantes de la escuela normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, persisten las dudas e impotencia del cómo resultó tan fácil desaparecer un grupo de jóvenes de su destino original y el por qué de no hallar una respuesta confiable que de castigo con los responsables.
Para mantener viva la exigencia hacia el nuevo gobierno en turno, se realizó de nueva cuenta una marcha multitudinaria para conmemorar tan lamentable acontecimiento que marcó el inicio del declive de la administración federal peñanietista y puso en evidencia la podredumbre de todo el sistema político y judicial mexicano.
El evento se difundió a través de los medios de comunicación tradicionales y redes sociales, la cita en punto de las cuatro de la tarde: el controversial Ángel de la Independencia, con destino final la explanada del Zócalo capitalino. Al encuentro se dio presencia y participación una variedad de contingentes de todos los segmentos socioeconómicos del país, con la distinción de muchas agrupaciones juveniles estudiantiles de nivel preparatoria y universitaria.
Durante el trayecto el contingente liderado por los padres de los normalistas exclamaba y vociferaba constantemente consignas tales como:
“Ayotzi vive
La lucha sigue y sigue”
“Ayotzi avanza
el pueblo no se cansa”
“26 de septiembre
no se olvida
26 de septiembre
una lucha combativa”
“De Norte a Sur
de Este a Oeste
seguiremos en la lucha
cueste lo que cueste”
“ Nietos de la Revolución
Hijos del 68
y hermanos de los 43”
Entre muchas otras… lamentablemente, la jornada sufrió descalificaciones de parte de la opinión pública debido a que, ya avanzada la movilización, un conjunto de anarquistas hicieron su -ya clásica- aparición para hacer destrozos a establecimientos comerciales y vía pública. No obstante, se destaca el liderazgo de los padres de los normalistas ante esta situación ya que, inmediatamente se deslindaron de estos penosos actos y enfatizaron en que su camino es por la vía de la paz y la impartición de justicia.
Ya sobre el templete de la explanada central, un orador hizo alusión a manifestaciones pasadas, ya no es necesario hacerse escuchar con las autoridades por medio del alboroto e irrupción pública, hoy agradecen que existe convicción por parte del presidente López Obrador para esclarecer el caso y dar con los responsables.
Sin embargo, enfatizaron en que no estarán satisfechos de que las buenas intenciones de la cuarta transformación queden solamente en discurso, las acciones concretas y castigo a los culpables -séase criminales o funcionarios públicos- son indispensables.
Los números oficiales indican que poco más de 5 mil personas (entre manifestantes y reporteros) se reunieron como muestra de solidaridad y apoyo con los familiares de los normalistas. Ante un escenario de estas condiciones, resulta difícil no empatizar con una causa que nos atañe a todos como mexicanos.
Las exigencias parecieran simples (verdad y justicia), pero las soluciones van más allá de este caso. Se debate el futuro de todo un sistema que busca erradicar la corrupción e impunidad en las instituciones. De no responder eficazmente a este acontecimiento, la legitimidad del actual gobierno y las esperanzas de un futuro mejor se verían seriamente cuestionadas.
Finalmente, alrededor de las 7:25 de la noche, en uno de los momentos más emotivos del día, y con el término de la lista de oradores, se daba paso al cántico del himno Venceremos. Con el puño izquierdo alzado y la voz de un pueblo unificado como nación, Ayotzinapa se convierte en la voz de un México distinto, un México mejor.
Porque el color de la sangre no se olvida. Y así como tortugas, regresaremos del mar del olvido.